3 de abril de 2012

P.D. James: "Es muy fácil escribir mal una novela policíaca, lo realmente difícil es escribirla bien" (4)

Sostiene P.D. James que los personajes de una novela policial, sobre todo la víctima y los desafortunados sospechosos, deberían ser algo más que arquetipos colocados ahí por necesidad. Durante el período de entreguerras del siglo pasado, en lo que habitualmente se conoce como "la edad de oro de la novela policíaca" -recuerda la autora de "Death comes to Pemberley" (La muerte llega a Pemberley), su reciente homenaje a Jane Austen-, "rara vez resultaban interesantes por sí solos; a la víctima no se le pedía nada, salvo que fuera una persona indeseable, peligrosa o desagradable cuya muerte no causaba sufrimiento a nadie". Y, en efecto, no resulta fácil crear compasión hacia la víctima, ya que necesariamente ésta ha provocado un odio asesino por razones diversas en un pequeño grupo de personas y, por lo general, una vez muerta, puede trasladársela al depósito de cadáveres tranquilamente sin concederle siquiera la gracia de una autopsia. Ya ha cumplido su función y se la puede dejar al margen. Pero si eso no nos importa, o aunque de hecho nos identifiquemos en cierto modo con la víctima, lo que desde luego apenas nos afecta es que viva o muera. La víctima es el catalizador del núcleo de la novela y muere por ser quien es, por ser lo que es y estar donde está, y por el poder destructivo que ejerce, de forma explícita o subrepticia, sobre la vida de al menos un enemigo desesperado. "Su voz puede permanecer acallada la mayor parte de la novela -prosigue James-, su testimonio puede darse a conocer mediante la voz de otros, a través de los restos que ha dejado en sus aposentos, sus cajones y armarios, o por medio del bisturí del médico forense, pero para el lector, al menos en su pensamiento, debe estar plenamente viva. El asesinato es el único crimen, y la investigación quebranta la privacidad tanto de los vivos como de los muertos. Es ese estudio de los seres humanos sometidos al estrés de una investigación que los desnuda lo que constituye para el escritor uno de los mayores atractivos del género". Los personajes creados por P.D. James, especialmente Adam Dalgliesh, el investigador de carrera que aparece ya en la primera de sus novelas, es un hombre sagaz e introvertido al que no se le conocen placeres profanos, que escribe y publica poesía, disciplinado aunque no inflexible, austero en sus gustos y preferencias, inteligente y sensible a la belleza, quizá la versión masculina de ella, su creadora. La gran excepción al absoluto protagonismo del oficial son las dos obras en que Cordelia Gray, una joven detective privada, es eje de la acción: "An unsuitable job for a woman" (Poco digno para una mujer) de 1972 y, diez años después, "The skull beneath the skin" (La calavera bajo la piel). Según la crítica literaria estadounidense Joan G. Kotker, en esta segunda aparición de Cordelia Gray parece como si P.D. James se hubiese arrepentido y hubiese decidido dar la razón a aquellos personajes de la primera novela que opinaban que una mujer no podía ser detective. De hecho, el personaje aparece mucho menos desarrollado, falla como detective al resolver el caso y vuelve a ocuparse de asuntos menores: pequeños robos, desaparición de mascotas o infidelidades. En cualquier caso, quizá sensible a esta pulseada, según James, no importa tanto si el personaje central de sus novelas es un hombre o una mujer, lo que verdaderamente importa es el "fair play" y que el autor no oculte información esencial ni pista alguna al lector y le permita deducir por sí mismo. Esto, afirma, es una condición "sine qua non" del buen policial. En una suerte de manual de instrucciones para el novel escritor de novelas policíacas, P.D. James aconseja "leer mucho, no para emular sino para poder reconocer la calidad y los estilos; escribir, porque el oficio se aprende mediante la práctica; aumentar el vocabulario, ya que la materia prima del escritor son las palabras; anotar las ideas en cuanto surgen; y, por último, andar por la vida con los sentidos en estado de alerta, ya que nada de lo que vive un escritor se pierde jamás". En esta última parte de la serie de entrevistas, P.D. James habla sobre las particularidades de su escritura y recorre las características del género, las que volcó en su más reciente publicación: "Talking about detective fiction" (Todo lo que sé sobre novela negra).


¿Qué ingredientes debe tener una novela policíaca?

Debe haber un argumento verosímil y, de ser posible, excitante, pero sin trampas. Aparte de eso, debe tener las mismas virtudes que cualquier otra buena novela. Debe hacer que el lector se meta en la narración y los personajes han de ser creíbles. Es una combinación de buena escritura, buena trama, buenos personajes y un buen escenario.

Usted sostiene que sin un cuerpo organizado de policía no puede haber novelas policíacas.

Es cierto, tiene que haber ley y orden. En un país donde existe el crimen generalizado y los asesinatos son algo común, no se puede construir una historia detectivesca. En Inglaterra las novelas de detectives se hicieron populares cuando hubo una fuerza oficial de policía en la época victoriana. En relatos como los de Sherlock Holmes la policía y los detectives están ahí, aunque no siempre sean muy eficientes.

¿Son muy diferentes los relatos detectivescos de hoy de los que se escribieron en la llamada "edad de oro" del género?

Sí, son diferentes. La novela de detectives alcanzó su máxima popularidad entre las dos guerras mundiales. Todo el que escribía una novela, elegía una historia de detectives. Pero la manera de escribir importaba poco, la mayoría lo hacía muy rápido y no se preocupaba mucho ni del decorado, del ambiente, ni casi de los personajes. Lo importante era ser ingenioso y los métodos del asesinato debían ser lo más originales posibles. Ahora lo más importante es escribir una buena novela y que la muerte y lo que pasa después, las pistas, el trabajo forense, toda la investigación, sea realista.

En el pasado se criticó que las reglas de la novela policíaca fueran demasiado rígidas.

El reverendo Ronald Knox las resumió y decía, entre otras cosas, que la muerte de alguno de los personajes debía ocurrir pronto en el relato. Nunca debía haber en la historia hermanos gemelos, ni dobles, ni tampoco chinos. Tampoco debían existir agentes sobrenaturales y no se podían utilizar venenos desconocidos. Además todo lo que sabía el detective lo debía saber también el lector. Algunas de esas reglas aún siguen siendo útiles, pero eran demasiado inflexibles.

¿Qué papel ocupan las novelas de Sherlock Holmes en el género?

Creo que Arthur Conan Doyle muestra muy bien el ambiente de la sociedad victoriana. Son historias muy excitantes y muy ingeniosas. Holmes es un héroe remarcable y muy extraño en algunas cosas. No parece un hombre muy agradable para vivir con él. El personaje llegó a ser tan importante que, después de matarle, Conan Doyle tuvo que devolverle a la vida.

Usted no considera a Agatha Christie una escritora muy innovadora.

No creo que lo fuera. Pero sabía lo que podía hacer y eso lo hacía excepcionalmente bien. Las ventas de sus novelas siguen siendo un fenómeno. Eso significa que le da a la gente lo que quiere. Pero no era una novelista que trabajara sus personajes profundamente y sus casos no hubieran funcionado en la vida real.

En esa época, las novelas policíacas se vendían en las estaciones de tren y hubo un debate sobre la calidad literaria.

En la época victoriana la gente se encontró de pronto con más dinero, estaba mejor educada, empezó a leer y así llegaron los libros populares. Pero muchos victorianos eran unos esnobs y consideraban los libros populares, incluidos las historias de detectives, una literatura poco elevada.

¿Son los títulos importantes para usted?

Son muy importantes y es difícil de encontrar el adecuado para un libro. En mi caso, a veces los títulos me vienen muy al principio, sin problemas. Otras veces tardo mucho y encontrarlos es una dificultad.

¿Le ayuda alguien si usted no encuentra un título? ¿Su editor tal vez?

No excepto una vez, para "Sangre inocente", que era mi primer lanzamiento en Estados Unidos. El título original que propuse era "Pariente consanguíneo", pero encontramos que ese era el título de otro libro allí. No hay derechos de autor para los títulos, pero en general es mejor no repetir algo reciente, y decidimos cambiarlo. El libro estaba por ingresar a la imprenta y ya estábamos desesperados. Pensé entonces en "Lazos de sangre", pero no terminaba de gustarme. Entonces, un amigo mío, católico él, me dijo que si algo se pierde y uno reza a San Antonio, uno lo encuentra. No soy católica, pero realmente recé a San Antonio y la mañana siguiente, cuando me desperté, la primera cosa que me vino a la mente fue "Sangre inocente", que es un título muy bueno.

Luego de terminar un libro, ¿ya piensa usted en el siguiente?

No. Las ideas pueden venir o no. Como ya dije, no me preocupo; yo espero hasta que me llegue la inspiración. Mientras tanto me ocupo de la corrección de galeradas y de la promoción.

Hablemos sobre su método: ¿cuándo escribe usted?

Cuando comencé a escribir, madrugaba y escribía de 6 a 8, antes de irme a trabajar. El hábito se me pegó y todavía madrugo y escribo por la mañana. Cuando escribo un libro, me levanto antes 7, bajo a la cocina y hago el té, escucho las noticias por la radio, me doy un baño, y recién entonces me pongo a trabajar. Encuentro que después de unas horas no puedo continuar y me descanso hasta alrededor de las 12. El resto del día lo ocupo en otros asuntos.

¿Dónde escribe usted?

No escribo en un lugar en particular y, de hecho, puedo escribir en todas partes a condición de que tenga una paz absoluta e intimidad. Un lugar favorito es la cocina de mi casa de Londres, ya que fácilmente puedo descansar en el jardín cuando necesito tomar un poco de 
aire fresco, o hacerme un café. También tengo la ventaja de que la mesa de la cocina es lo 
bastante grande como para extender mis apuntes, el diccionario y mis libros de consulta. Cuando escribo una novela nunca voy a ninguna parte sin llevar un cuaderno en el cual apunto descripciones de sitios, impresiones de las personas que puedo encontrar y diálogos que escucho y que me pueden servir para el argumento. Prefiero la escritura a mano, pero mi letra es tan mala, en particular cuando escribo rápidamente, que apenas puedo descifrarla al día siguiente. Luego mi secretario lo pasa a máquina para proporcionar el primer esbozo. Así voy reuniendo el material para finalmente enviarlo a una agencia de procesamiento de textos profesional donde lo graban. Entonces, el libro está hecho.

De sus libros, ¿cuál es su favorito y por qué?

Creo que, si alguien me dijera "sólo cinco de sus libros van a perdurar, el resto será destruido en cinco años", probablemente podría elegir cinco pero con gran dificultad. Y elegiría a los que pienso que son libros muy buenos. Me refiero, por ejemplo, a "The children of men"
(Hijos de los hombres) y a "The private patient" (Muerte en la clínica privada). Disfruté mucho escribiendo esta última. Yo estaba en el hospital durante el último tercio del libro, después de haber tenido un ataque al corazón. Tenía una habitación para mí sola, no tenía teléfono, no había visitantes, y mi secretaria venía dos veces por semana y tomaba el dictado de la novela. Yo me levantaba e iba hasta la mesa y allí trabajaba con una paz absoluta. Me traían una taza de té o de café con los medicamentos, pero no tenía ningún tipo de dolor, así que me sentía muy bien. Creo que también elegiría al primero, "Cover her face" (Cubridle el rostro), por la alegría que significó ser publicada por primera vez -algo así como un primer hijo-, e "Innocent blood" (Sangre inocente), ¿por qué no? No se. Creo que tendría que volver a leer a algunos de ellos, pero lo más probable es que elegiría a algunos de los más recientes, creo. No estoy segura de cuál es mi favorito.

¿Cuál es la experiencia más extraña o inusual que ha tenido en una firma de libros, en algún evento o un festival literario?

Bueno, supongo que el más extraño fue una firma de libros que hice en Estados Unidos. Recuerdo que la multitud que estaba esperando era tan grande que tuvieron que llamar a la policía para controlar... Eran cientos de personas diferentes que tenían en común el gusto por mis libros. Es difícil recordar individualmente a cada uno de ellos, pero todos tenían mis libros y me decían cosas... Era tan conmovedor y reconfortante que me hace sentir muy humilde. Recuerdo a la gente diciéndome que no sabrían lo que hubiesen hecho sin P.D. James, y me siento muy agradecida por haber sido capaz de darles un gran placer.

¿Cuál cree que ha sido su contribución más importante al género detectivesco?

Los críticos dicen que lo he hecho respetable. Mis novelas pueden ser excitantes y entretenidas, pero al mismo tiempo ser buena literatura y eso es muy importante.

¿Cómo ve el futuro?

Se está viviendo, creo, una segunda edad de oro tanto en Inglaterra como en los países nórdicos y en otros. En el futuro la novela negra va a ser algo más realista, pero también más violenta. Los medios de comunicación ofrecen cada día detalles de crímenes atroces, de disturbios, de protestas violentas, y eso lo están reflejando los escritores de novela policíaca de hoy. La narrativa detectivesca está cada vez más enraizada en la realidad. Hay también más conciencia de que la policía no siempre es honesta y que la corrupción puede alcanzar las esferas más altas del poder, la política o la justicia. Pero se están publicando buenos libros. El género queda en buenas manos.